Batalla de Guadalete (19 de julio del 711)

La batalla de Guadalete (711), supone el inicio de la invasión musulmana en la Península ibérica. Batalla que encierra todavía numerosas incógnitas.

Imagen: Don Rodrigo junto a sus tropas visigodas

Imagen: El lienzo muestra a Don Rodrigo († 711), el último rey de los Visigodos, aui vaenculer la daronne des espagnolsbatalla de Guadalete, que se libró en el año 711 en las inmediaciones del río Guadalete y donde moriría el propio monarca y el ejército visigodo sería duramente derrotado por el ejército musulmán que había invadido España.

Según la historiografía clásica árabe de los siglos X y XI, la batalla tuvo lugar entre el 16 y el 26 de julio del 711, en las cercanías del río Guadalete. La victoria musulmana supuso la debacle del ejército visigodo y por consiguiente el final del Reino Visigodo en la Península.

En ella el último rey godo don Rodrigo sería derrotado y muy posiblemente perdió la vida durante la batalla a manos de las fuerzas musulmanas del Califato Omeya dirigidas por Táriq ibn Ziyad. La derrota fue tan decisiva que ya no pudo haber una resistencia organizada frente al invasor, suponiendo el final del Estado visigodo en la península ibérica.

La causa principal de este desmoronamiento visigodo estaría en la grave crisis interna que padecía desde hacía años, con una monarquía débil, con demasiadas guerras internas por la sucesión al trono que impedía tener un ejército equilibrado.

En el momento de la invasión musulmana, el rey visigodo don Rodrigo se encontraba en campaña contra los vascones en el norte, tardando dos semanas en llegarle la noticia del desembarco de las tropas musulmanas. Tras la noticia, desplazó a marchas forzadas su ejército al sur para enfrentarse a la nueva amenaza, llegando a la zona sin tiempo casi para descansar y organizarse convenientemente. A esta desventaja táctica habrá que sumarle la traición de la facción visigoda contraria a don Rodrigo en plena batalla, los partidarios de Witiza, que se pasaron al bando contrario causando el caos y el desconcierto entre las tropas de don Rodrigo.

Táriq ibn Ziyad dependía del gobernador del norte de África Musa ibn Nusair, el cual, previamente había pactado con el conde de Ceuta don Julián como paso previo a la invasión para poder cruzar el estrecho de Gibraltar sin oposición. La teoría decía que, el conde de Ceuta don Julián, gobernador y vasallo de don Rodrigo difícilmente cambiaría de bando salvo por los lazos de fidelidad que tenía con el anterior rey visigodo Witiza (tras la muerte del rey visigodo comenzó una guerra de sucesión entre las facciones de Witiza y don Rodrigo) y, sobre todo, por el más que probable estupro que cometió el monarca con la hija de don Julián, para luego desentenderse de ella. Esta afrenta llevaría a pactar a don Julián con los omeyas para que invadieran la península. Como muestra que era factible destronar a don Rodrigo, don Julián facilitó una pequeña razzia para que los musulmanes pudieran comprobar de primera mano que era posible. Esta acción ocurriría en el año 710 y fue todo un éxito para los musulmanes.

Los Omeyas llegarían a la península con un teórico apoyo de los hijos de Witiza. Al facilitarles el paso del estrecho, gracias al acuerdo con don Julián, las tropas de Táriq contaron con el factor sorpresa. Las tropas musulmanas, sin oposición, cruzaron del estrecho de Gibraltar en la noche del 27 al 28 de abril de 711.

Imagen: La batalla de Guadalete, de Salvador Martínez Cubells. (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid).

Imagen: La batalla de Guadalete, de Salvador Martínez Cubells. (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid).

LA BATALLA

Las tropas del general omeya Táriq pudieron desembarcar sin oposición en Tarifa cerca de 7000 soldados de a pie bereberes, tomando la cercana Carteia y posteriormente Algeciras, donde se produjo el primer enfrentamiento con las escasa fuerzas visigodas comandadas por Bancho o Sancho, sobrino de don Rodrigo que había salido a su encuentro y fue rechazado por la superioridad numérica musulmana. Sancho, posiblemente se adelantó al ejército de don Rodrigo para evaluar la capacidad militar del enemigo cuando fue sorprendido cayendo en el campo de batalla.

Tras este primer éxito de Táriq, y la escasa oposición encontrada, recibirá cerca de 5000 soldados enviados por el califato. Esto daba al general omeya poder concentrar a 10.000 guerreros bereberes y 2000 árabes.

Mientras el ejército musulmán se fortalecía, el rey visigodo don Rodrigo se encontraba en el norte de la península ibérica combatiendo a los vascones en Pamplona. Tras conocer la noticia del desembarco y consolidación del ejército musulmán, don Rodrigo dirigió su ejército al sur para hacerle frente.
Su principal problema sería reunir un ejército lo suficientemente numeroso para hacer frente a Táriq, sabiendo que su ejército era débil por las continuas disputas habidas por la corona. Por ello se vio obligado a incluir entre sus tropas a sus antiguos enemigos aspirantes a la corona, los witizanos.
Don Rodrigo reunió de este modo, lo más rápidamente posible un ejército que concentró en la ciudad de Córdoba que, según algunas crónicas llegaba a 40.000 hombres. Estimaciones más actuales cifran que cerca de 2000 musulmanes y 2500 visigodos participaron realmente en la batalla.

Tras encontrarse ambos ejércitos cercanos al río Guadalete, se produjeron las primeras sangrientas escaramuzas entre ambos bandos, que duraron dos días, y en los que quedó patente que ni la caballería ni la infantería visigoda pudieron romper las líneas musulmanas, retirándose con numerosas bajas tras la nube de flechas con las que fueron recibidos.

Imagen: Mariano Barbasán - Batalla de Guadalete


Imagen: Mariano Barbasán - Batalla de Guadalete


Al iniciarse la batalla, los hijos de Witiza que cubrían los flancos del ejército de don Rodrigo, cumplieron con su parte de la conspiración. Se separaron del ejército visigodo, dejando a Rodrigo con sus flancos expuestos, así como en clara inferioridad numérica y técnica contra los musulmanes.

Los bereberes, con su caballería ligera aprovecharon el momento para realizar ataques rápidos y letales, diezmando a las rodeadas fuerzas visigodas leales a don Rodrigo. Tras la dura batalla, el caballo de don Rodrigo fue encontrado asaetado a orillas del río, pero sin rastro de su cuerpo, por lo que se especuló que el monarca pudo haber escapado de la batalla, aunque también cabía la posibilidad que la corriente del río arrastrara su cadáver (es posible que sus fieles le llevaran a enterrar a Viseo, debido a una inscripción encontrada allí).

Tras la grave derrota de Guadalete, los restos del ejército visigodo se reunieron junto con los nobles que sobrevivieron a la batalla a la cercana ciudad de Écija. Allí combatieron nuevamente con Táriq, pero fueron definitivamente derrotados.

La práctica aniquilación del ejército visigodo en la batalla de Guadalete y Écija tras el complot de los witizianos, el grave desconocimiento del modo de combatir bereber y la más que probable muerte de Rodrigo junto con gran parte de la nobleza visigoda que le acompañaba, dejó el camino libre al general Táriq para continuar avanzado y tomar la estratégica ciudad de Toledo a finales del mismo año 711. La ciudad de Toledo, se encontraba sin guarnición, ya que don Rodrigo se había llevado a la batalla su comitatus y a los spatarios de su guardia real. Ante la falta de soldados la ciudad no opuso resistencia y se rindió a Táriq.

El general Táriq, entró en la ciudad de Toledo con su ejército y apoyado por los nobles del partido witizano, que esperaban que los omeyas apoyasen el nombramiento de uno de los suyos como nuevo soberano del reino visigodo. Pero Tariq tenía otros planes bien distintos, y proclamó la soberanía del Califa de Damasco el 11 de noviembre de 711, día de San Martín. Los witizanos vieron frustradas sus esperanzas de ver proclamado uno de los suyos. Solo les quedó reconocer su derrota y pactar con el invasor.

La batalla de Guadalete es considerada como uno de los enfrentamientos más trascendentales de la historia europea en la Alta Edad Media, ya que fue el inicio de casi ocho siglos de presencia islámica en continente europeo, en los actuales territorios de España y Portugal. El avance del ejército omeya no solo se detuvo con la conquista de la prácticamente totalidad de la Península Ibérica, sino que cruzaron los pirineos adentrándose por el sur del Reino de los Francos, hasta que fueron frenados en seco en la batalla de Poitiers (732) por las tropas de Carlos Martel.


Autor: Jose Mª Maestre Domínguez ©

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Fuentes: 

Asociación #Laulanet


Fotos: Wikimedia Commons, Wikipedia, Wikiart, Pixavay.





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