Huevo de Fabergé: Auge y caída de los Romanov
Símbolo del poder de los Romanov, los huevos de Fabergé constituyen una serie de hasta sesenta y nueve joyas creadas por Carl Fabergé y sus artesanos de la firma Casa Fabergé para los zares de Rusia, miembros de la realeza, nobleza, burguesía industrial, realizados entre los años 1885 y 1917. Los huevos Fabergé son considerados obras maestras de la joyería.
La decoración ya de por sí exuberante, es rematada por dos grandes diamantes, situados uno en la parte superior y otro en la parte inferior del mismo, estando incrustados en la superficie del huevo y muestran las iniciales de la zarina
Fue creado en 1912 como regalo del Zar a la emperatriz Alexandra Fyodorovna como homenaje de Fabergé a su hijo, el
ANTECEDENTES DE LA REVOLUCIÓN RUSA
No se puede hablar de los huevos de Fabergé sin hacer mención a los Romanov.
En la entrada del siglo XX, Rusia era un polvorín. Lejos de escuchar las demandas del pueblo, ya en tiempos de Alejandro II y sus sucesores (Alejandro III y Nicolás II), ignoraron los indicios de una posible revolución, buscando el apoyo de la nobleza y los grandes terratenientes.
Paralelamente, se recurrió a métodos represivos para sofocar cualquier revuelta. Los partidarios de la revolución de 1905, tras la derrota rusa en la guerra ruso-japonesa (1904-1905), hacía responsable al régimen zarista de la debacle militar.
Hubo multitud de huelgas, tras lo cual Nicolás II inició una serie de reformas con la convocatoria de una Duma, pero este anuncio fue rápidamente olvidado por el zar en cuanto recuperó su fuerza militar, ordenando una dura represión.
A partir de ese momento el zar dependía de su ejército y aparato burocrático.
El desastre militar durante la Primera Guerra Mundial para los ejércitos rusos supuso el estallido, en 1917, de la 'Gran Revolución Rusa'. Las cifras de bajas en el frente eran apabullantes: 1.700.000 muertos y 7 millones de heridos. La moral del país estaba por los suelos. El zar recorre el frente en tren blindado, impotente ante las sucesivas derrotas contra Alemania. Su poder caía en picado. El pueblo no le quería.
El crudo invierno de 1916 deja a Rusia en un estado lamentable y comienzan las primeras huelgas, con su consiguiente represión y más manifestaciones. Las mujeres se manifiestan por millares pidiendo la paz y pan, con gritos cada vez más amenazadores. Grupos revolucionarios atacan comisarías y se hacen con sus armas. El zar saca al ejército a la calle y los enfrentamientos empiezan a ser armados.
La noche del 24 al 25 de octubre de 1917 el ejército bolchevique toma todos los centros de poder de Petrogrado (actual San Petersburgo) para a continuación, asaltar el Palacio de Invierno, El zar renuncia y Lenin es dueño de la situación en Petrogrado, pero no en el resto de Rusia.
Tras ser encarcelados dentro del Palacio de Invierno, durante 4 meses (marzo a julio de 1917), por orden del Gobierno Provisional bolchevique, Nicolás II y su familia son trasladados a Siberia. concretamente a la ciudad de
En la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918, la familia imperial fue asesinada a tiros y rematada a bayonetazos en un lúgubre sótano de una casa situada a las afueras de la ciudad de Ekaterimburgo. Supondría el fin del zarismo en Rusia y el comienzo del comunismo.
Tras conocerse la noticia de la muerte de la familia imperial, muchos recordaron las palabras premonitorias de Rasputín, dirigidas en su última carta al Zar:
"Si fueran vuestros parientes los que causaran mi muerte, entonces nadie de vuestra familia, es decir, ninguno de vuestros hijos o parientes, vivirá más de dos años. El pueblo ruso los matará".
Grigori Rasputin
Fotos: Wikimedia Commons, Wikipedia, Wikiart, Pixavay.
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