Batalla de Cartagena de Indias (1741). Blas de Lezo: La mayor victoria sobre un ejército ingles.
Una de las mayores derrotas del ejército británico del comandante general de Cartagena de Indias (20 abril 1741).
Hoy se cumplen 281 años de la defensa heroica del comandante general de Cartagena, Blas de Lezo y Olavarrieta (Pasajes, Guipúzcoa, 3 de febrero de 1689-Cartagena de Indias, Nueva Granada, 7 de septiembre de 1741).
¿Quién era ese almirante tuerto y con pata de palo, que supuso el azote a los ingleses al sufrir una durísima derrota, que jamás perdió una batalla y da nombre actualmente a la fragata que España envía al conflicto con Rusia?.
El terror que infundía en sus enemigos coetáneos se aprecia en su mote, le llamaban 'Míster Bully' (Míster Matón) y sus compañeros de armas 'Anka Motz' ('Pata de palo' en euskera).
En el año 1734 era ascendió a teniente general de la Armada, así como comandante general del Departamento de Cádiz.
Dos años después, 1736, ya ascendido a comandante general de los galeones, se le trasladó a El Puerto de Santa María como responsable de la seguridad del comercio transatlántico. Cargo de enorme responsabilidad.
Sin dilación, se dispuso a preparar la escuadra para que estuviera apunto y escoltó a la última Armada de los Galeones de la carrera de Indias, la de 3 de febrero de 1737.
La flota comandad por Blas de Lezo estaba compuesta por ocho mercantes, dos navíos de registro (Fuerte y Conquistador) y los dos navíos de escolta de Lezo. La travesía transcurrió sin incidentes, arribando a Cartagena de Indias.
La eficacia de las operaciones contra los contrabandistas británicos tensaron la cuerda entre ambos países hasta el punto de entrar en guerra.
«Aquí está tu oreja: tómala y llévasela al rey de Inglaterra, para que sepa que aquí no se contrabandea».
Como fase previa al gran ataque que preparaban los británicos, su almirante Edward Vernon realizó una incursión en La Guaira (22 octubre de 1739) de la que pensaba tomar con facilidad pero, para su sorpresa, su ataque fracasó ante la buena defensa de Blas de Lezo. En ese momento el almirante inglés se dirigió a Portobelo (Panamá) que tomaría en noviembre. En eso momento desafiará a Blas de Lezo por carta a la que contesto Lezo con condescendencia.
Tras este intercambio de misivas, Blas de Lezo continuó perfilando su plan trazado previamente. Conocedoras las fuerzas españolas por los informes llegados de un espía que trabajaba en Jamaica, sabían de los movimientos del almirante inglés, así como su objetivo principal. El almirante Edward Vernon se dirigió en el mes de marzo de 1741 contra su objetivo: Cartagena de Indias "la joya de la Corona".
La flota británica era abrumadora en comparación con las que podía poner en liza Blas de Lezo para repeler el ataque. La flota británica contaba con casi ciento ochenta barcos, entre navíos de tres puentes (ocho), navíos de línea (veintiocho), fragatas (doce), bombardas (dos) y buques de transporte (ciento treinta). Entre toda esta flota inglesa casi llegaban a sumar 2000 cañones.
El ejército subido abordo era también considerable:
Cerca de treinta y dos mil combatientes entre marinos (quince mil), soldados (nueve mil regulares y cuatro mil de las milicias norteamericanas) y esclavos negros macheteros de Jamaica (cuatro mil).
Ante semejante ataque, las defensas de Cartagena de Indias dispuestas por Blas de Lezo constaban de tres mil hombres entre tropa regular (unos mil setecientos ochenta), milicianos (quinientos), seiscientos indios flecheros traídos del interior, más la cuantiosa marinería y tropa de desembarco de los seis navíos de guerra de los que disponía la ciudad (ciento cincuenta hombres): el Galicia, que era la nave capitana, el San Felipe, el San Carlos, el África, el Dragón y el Conquistador.
Las fuerzas daban sobre el papel una victoria clara de los ingleses que superaban en más de 10 a 1 en cualquier parámetro a las tropas españolas.
A pesar de algunos éxitos iniciales ingleses tomando algunos baluarte de las defensas de Cartagena (tras tomar el fuerte de Bocachica (a pesar de la defensa heroica de Blas de Lezo durante 21 días) y creyéndose seguro vencedor, el almirante inglés envió notificación a Londres de su victoria y allí en festejo multitudinario), el asalto final británico al castillo San Felipe de Barajas (último baluarte importante que la defendía), fue un completo fracasó el 20 de abril. Rechazados con numerosas bajas entre muertos y heridos ante los combates sucesivos, con gran parte de la tropa enferma, y la llegada de la época de lluvias, los británicos optaron por destruir las defensas a su alcance y abandonar el asedio.
Las pérdidas del lado británico fueron terribles: cerca de cuatro mil quinientos soldados muertos, seis barcos perdidos y entre diecisiete y veinte muy dañados. Estas cuantiosas pérdidas supusieron en la práctica el fin de los planes ofensivos que tenía previsto el Gobierno británico y se tuvo que contentar con pasar a la defensiva en todos los frentes. Por ello, concentró sus fuerzas en las defensa de la metrópoli, el Atlántico septentrional y el Mediterráneo, y quedaron en el cajón las nuevas campañas en las colonias españolas de América.
La derrota en Cartagena permitió que continuase el dominio español en América durante varias décadas más, sin que los ingleses fueran una amenaza.
Era tal la confianza del almirante Edward Vernon y del Gobierno británico, que contaban con la victoria incluso antes de comenzar las hostilidades. Se precipitaron hasta el punto de acuñar monedas y medallas conmemorativas de la caída de Cartagena de Indias. En dichas medallas se podía leer en su anverso:
«Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741» y «El orgullo español humillado por Vernon».
El 28 de abril cesó el fuego y el 30 se verificó el canje de prisioneros. El 20 de mayo no quedó ni una sola vela inglesa en las cercanías de Cartagena.
Autor: Jose Mª Maestre Domínguez ©
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