Batalla de Cornualles: Éxito de las galeras españolas al sur de Inglaterra. (2 de agosto de 1595)

La incursión naval del vizcaíno Carlos de Amésquita en el sur de Inglaterra (1595) causó el pánico al sur de Inglaterra.

Imagen: Galera "La Real" (1568). Buque insignia de la flota comandada por don Juan de Austria en la Batalla de Lepanto de 1571.

En el marco de la guerra de los tres Enriques por la corona francesa, los pretendientes Enrique III, el duque de Guisa (aliado de Felipe II) y  Enrique III de Navarra se enfrentaron. La muerte de los dos primeros aspirantes, dejó el camino libre para que Enrique III de Navarra se coronara rey de Francia con el nombre de Enrique IV, primer borbón galo. 

El nuevo monarca de Francia, Enrique IV, protestante y por tanto enemigo de Felipe II, recibió importantes aportes de tropas de Inglaterra durante la guerra de los "tres Enriques". Felipe II no solo perdió a su aliado "duque de Guisa" durante la contienda de los "tres Enriques", sino que, a pesar de sus esfuerzos por redirigir sus esfuerzos de sentar a un aliado en el trono de Francia, tras la muerte de Enrique III (1588) y del "duque de Guisa", intentó colocar a su hija, Isabel Clara Eugenia, perteneciente a la extinta saga de la Casa de Valois.

La represalias contra Inglaterra, ya se proyectaron en la fallida invasión de Inglaterra mediante la "Felicísima Armada" o "Armada Invencible" (1588) y tendrán su continuación en el ataque ordenado por Felipe II contra las costas del sur de Inglaterra (1595).

Para dirigir el ataque, Felipe II contó con la organización de Juan del Águila y Arellano, que dejó el mando de la flota al vizcaino Carlos de Amésquita (que ya combatió años atrás en Bretaña contra el nuevo monarca francés, Enrique IV, bajo las órdenes del abulense Juan del Águila y Arellano). A Carlos de Amésquita dio el mando de cuatro galeras: "Capitana", "Patrona", "Peregrina" y "Bazana", pertenecientes a la escuadra de Pedro de Zubiaur, así como de tres compañías del tercio de experimentados arcabuceros (400 hombres). Como objetivo principal, estaba el de recuperar el tesoro y la carga capturada por los ingleses frente a Pernambuco cuatro meses antes.

Por otro lado, ese mismo año 1595, y según se recoge en Kernow bys viken , una carta remitida por Tristram Winslade, nieto de John Winslade, que se destacó en la lucha contra los protestantes en Cornualles, se pedía al rey de España que invadiera Inglaterra para poder restaurar la fe católica. Adjuntaba en la carta nombres de personas que podrían ayudarles, así como un mapa de la zona.

La flota partiría del puerto francés de Blavet (actual Port-Louis), el 26 de julio de 1595, en dirección al puerto de Penmarch donde recaló antes de iniciar las hostilidades sobre la Bahía de Mount "Cornualles", entre los cabos Lizard y Lands'Endel 2 de agosto, recibiendo ayuda de un católico inglés llamado Richard Burley. Este les guió previamente en el ataque, permitiendo que una pequeña fuerza española desembarcara en las inmediaciones, bajo el mando de Don León de Ezpeleta y el sargento mayor Juan De Arnica, que accedieron a una zona elevada desde la que tuvieron una buena panorámica antes del ataque. 

De las cuatro galeras, una de ellas, "la Peregrina", permaneció en mar abierto para poder vigilar si llegaba alguna flota de socorro inglesa, mientras que de las tres restantes, desembarcarían las compañías de arcabuceros. 

Lo inesperado del ataque permitió a las experimentadas tropas españolas arrasar la villa de Mousehole comandadas por Carlos de Amésquita. En el ataque, las galeras entraron en el puerto disparando y desembarcando las tropas. Para generar más incertidumbre, la avanzadilla desembarcada previamente bajo el mando de  Don León de Ezpeleta atacó desde tierra adentro provocando el pánico.

Imagen: Falconete siglo XV y XVI, pieza de artillería naval forjada en hierro clásica de las cubiertas de las galeras españolas. Su fuero iba destinado a barrer las cubiertas enemigas. Foto Autor
Imagen: Falconete siglo XV y XVI, pieza de artillería naval forjada en hierro clásica de las cubiertas de las galeras españolas. Su fuero iba destinado a barrer las cubiertas enemigas. Foto Autor©

La única casa que se mantuvo en pie tras el ataque, fue la cantina de Jenkyn Keigwin, quien espada en mano, salió a la puerta de su negocio a defenderlo, hasta que una bala de cañón le abatió en la misma puerta de su casa. Ante tal valerosa acción, el comandante español Amésquita dio instrucciones precisas para que la casa de este héroe fuera respetada, como así fue. Hoy en día, el edificio sigue en pie, siendo el más antiguo de la población, con un letrero en su fachada que narra la historia. Se conserva también su espada y la bala de cañón que mató a Jenkyn Keigwin en el Museo de Penzance.

Para cuando el gobernador de Mousehole, Francis Godolphin consiguió reunir una milicia para hacer frente a las tropas españolas, estas ya se habían reembarcado para dirigirse hacia la cercana fortaleza de Penzance, que será tomada e incendiada. La ciudad fue arrasada excepto la iglesia de St Mary, debido a que el guía Richard Burley aseguró que en aquella iglesia se había celebrado misa al menos una vez.

Tras la toma de la fortaleza, las tropas españolas celebraron una misa, oficiada por el capellán de la escuadra española, Fray Domingo Martínez, sobre una colina, lejos de miradas curiosas al aire libre en Western Hill, en las inmediaciones de Penzance.

Imagen: Ataque español sobre Penzance

Imagen: Ataque español sobre Penzance

Las localidades costeras de Newlyn, Saint Paul (medio kilómetro tierra adentro, que fue incendiada por una columna de 200 soldados españoles) y Church Town, fueron también tomadas, dado por finalizando el ataque tras la toma de importante plaza de Penzance, ya comentada, así como su castillo, del que se llevaron su artillería y destruyendo tres mercantes que estaban fondeados en ese momento en su puerto. 

En este momento llegaron las milicias organizadas por Francis Godolphin, desde las vecinas localidades atacadas (de 500 a 4000 hombres según diferentes fuentes inglesas), presentaron batalla en la playa a las experimentadas tropas de arcabuceros españoles procedentes de los Tercios en el continente y que, con el apoyo cercano de la artillería embarcada en las galeras, su certero fuego y experiencia, consiguieron desbandar a las poco experimentadas milicias inglesas. 

El 5 de agosto, las tropas españolas reembarcan, liberando antes de su partida a los prisioneros en tierra. Esta noble acción causó una notable sorpresa entre la población inglesa, dado que por aquella época, tanto ingleses como españoles tenían por costumbre, desde los lamentables hechos ocurridos con las tripulaciones españolas en la acción de "la Gran Armada" (1588), masacrar a cuantos prisioneros se hicieran.

En su ruta de regreso hunden un barco de la Royal Navy que les salió al paso, a la vez que esquivaron a la flota inglesa dirigida por sir Nicholas Cliford que había zarpado al tener noticias de la incursión.

El 6 de agosto, la pequeña flota española se topa con una escuadra holandesa compuesta por 42 barcos mercantes protegidos por tan solo cuatro buques de guerra. Era un botín que no podían eludir y presentaron batalla, consiguiendo hundir dos buques y apresar a dos de ellos. En el transcurso de la lucha las tropas españolas embarcadas sufrieron 20 bajas y un número indeterminado de heridos pero elevado.

Con el éxito en sus manos, Carlos de Amésquita puso rumbo a su puerto de partida en FranciaBlavet, haciendo escala nuevamente en el puerto de Penmarch, donde pudieron reabastecerse y realizar tareas de reparación en las galeras. El 10 de agosto entraban triunfantes en el puerto francés de Blavet.

Por el camino tuvieron la pericia de evitar a la escuadra inglesa que ya estaba sobre aviso y les quería dar caza, dirigida por el conocido  Francis Drake y John Hawkins

Drake quería resarcirse de su reciente fracasada incursión en suelo español en A Coruña  (1589), con 180 naves y casi 28.000 soldados, pero no consiguió establecer contacto con la flota comandada por Carlos de Amésquita, que consiguió esquivarles.

La incursión española fue todo un éxito, sembrando el caos y el pánico en las costas del sur de Inglaterra. La corona inglesa se vio obligada a desviar numerosos recursos para mejorar las defensas de su costa en detrimento de otros frentes abiertos.

Autor: Jose Mª Maestre Domínguez ©


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Batalla de Cartagena de Indias (1741). Blas de Lezo: La mayor victoria sobre un ejército ingles.



Fuentes: 

Asociación #Laulanet

v 2.0

Fotos: Wikimedia Commons, Wikipedia, Wikiart, Pixavay. Foto culebrina: Autor






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