CARAVAGGIO: Crucifixión de San Pedro (1601)
Caravaggio nos muestra toda la fuerza e intensidad del "Tenebrismo" en esta excepcional obra.
Obra maestra de Caravaggio, la "Crucifixión de San Pedro" está ejecutada con una técnica de óleo sobre lienzo de grandes dimensiones: 230 centímetros de alto por 175 centímetros de ancho. Fue un encargo para la capilla Cerasi o capilla de la Asunción, en la iglesia de Santa María del Popolo, Roma, por parte de monseñor Tiberio Cerasi, en septiembre de 1600. Era Tesorero General del Papa Clemente VIII, que terminaba de comprar la capilla, con derecho a reformarla como quisiera, como así hizo. Para ello contó con con uno de los grandes pintores del Barroco, de gran popularidad gracias al intenso realismo de sus obras, así como por su técnica perfecta en la utilización del claroscuro. Convirtiéndose en un referente en su época, así como en artistas posteriores.
Contrató a Caravaggio para pintar los dos paneles laterales de la capilla Cesari y a Annibale Caracci para el retablo de la misma. Caravaggio realizó sus dos obras: La Crucifixión de San Pedro y la Conversión de San Pablo. La elección de esta temática se debe fundamentalmente al patrono. Ambos santos eran patrones de la ciudad de Roma, con una fuerte conexión con el Papado.
ESCENOGRAFÍA
Caravaggio capta en su obra el tenso momento previo a la crucifixión de San Pedro. Sus tres verdugos se afanan en colocarlo en posición inversa a como fue crucificado Jesús (pies arriba y cabeza abajo), por expreso deseo de San Pedro, que no se sentía digno de ser crucificado como Jesús.
El dramatismo en la escena viene del rostro de San Pedro y la tensión de los tres verdugos. Esto unido al magistral juego de luces y sombras generan una atmósfera ténebre. Se palpa la tensión y el dolor a pesar de no haber ni una gota de sangre.
La luz que ilumina directamente el cuerpo del santo, de manera violenta, como si de un flash se tratara, así como a la figura del verdugo arrodillado, con la pala en la mano, sorprende al espectador al desconocer su procedencia, pero le da gran dramatismo al conjunto. Este juego de luces y sombras con fondos negros, oscuros, que impiden ver más allá de los protagonistas, es el sello indiscutible de Caravaggio, al que suma una capacidad innata de plasmar la miseria que lo rodeaba en su vida disoluta, a través de personajes inesperados combinados convenientemente para generar una confusión entre lo sagrado y lo profano. Esta aproximación de lo sagrado a la realidad le hacía único, siendo uno de los motivos de su gran popularidad y también la motivación máxima de sus detractores, ya que generó un gran debate al usar como personajes en sus obras a mendigos o prostitutas.
Asociación #Laulanet
ACTAS X CONGRESO DE HUMANIDADES. FUNDACION C.V. MARE NOSTRUM (Junio. 2010).
Historia del arte. Tomo 3. La Edad Moderna. Alianza Editorial.
Los Realismos en el Arte Barroco (Manuales). Editorial Universitaria Ramón Areces. UNED
v 2.0
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