DURERO: AUTORRETRATO (1498)

Foto: Autorretrato (1498). Museo del Prado. Durero

Con motivo de su efemérides  (551 años), celebramos el nacimiento del gran pintor alemán del Renacimiento, el 21 de mayo de 1471, con una de sus grandes obras. "Autorretrato" (1498) del Museo Del Prado. Óleo sobre tabla, 52 x 41 cm, Sala 055B. Por sus dimensiones, es la obra más pequeña de sus autorretratos pintados.

Esta obra será el segundo de sus retratos más famosos, como el ya comentado "Autorretrato" (1500) del Museo Alte Pinakothek de Múnich.

Foto: Autorretrato (1500). Alte Pinakothek. Durero

El cuadro del Museo del Prado es un retrato en que Durero antepone promocionarse como un artista habilidoso y virtuoso, capaz de realizar una obra bella con arreglo a los cánones del Renacimiento "gentiluomo". Por otro lado, permanece el deseo del pintor en ser reconocido como un joven perteneciente a la aristocracia y no como un simple pintor. 

Foto: Autorretrato (1498), detalle. Museo del Prado. Durero

Al terminar la obra, Durero contaba con 27 años y era considerado como un gran maestro por sus coetáneos.

Es fundamental ver al artista tal y como se representó así mismo, no como un pintor, ni ejerciendo su oficio, sino como un hombre apuesto, vanidoso y elegante, con una clara conciencia de su estatus. A primera vista, el espectador de la obra, asume la idea o la certeza de que la representación que está viendo de Durero es una imagen fidedigna del pintor, de sus rasgos, aspecto físico y de su esencia. Pero si analizamos bien las distintas partes de la obra, a pesar de un primer impacto con su aparente seguridad, vemos ciertas dudas en sus ojos, así como la forma en que entrelaza sus manos cubiertas por los guantes. 

Foto: Autorretrato (1498), detalle. Museo del Prado. Durero

Esto nos hace preguntarnos si el pintor era en realidad tan bello y gentil. De esta obra, han pasado sólo 5 años desde el retrato que se conserva en el Louvre en el que su aspecto ha cambiado bastante, es verdad que entre los 21 y 27 años un hombre puede madurar su imagen, pero se queda la duda de si esta obra está especialmente idealizada.

Se representa como un gentilhombre del Renacimiento, vestido con una elegancia exquisita y con gran cuidado de su aspecto personal con especial cuidado del cabello y barba. 

Porta un jubón abierto donde alterna el color blanco y negro, una gorra con borla de listas en los mismos colores, camisa ricamente decorada con una cenefa bordada en oro, y cordón de seda con cabos azules y blancos sujetando una capa parda posada sobre su hombro derecho. El pintor utiliza un complemente para enriquecer su atuendo, cubre las manos con las que trabaja con guantes grises de cabritilla, clásicos dentro de la aristocracia con un alto estatus social. Una clara intención del artista de elevarse de su condición de artesano a artista y situar la pintura entre las artes liberales, como ocurría en Italia.

Foto: Autorretrato (1498), detalle. Museo del Prado. Durero

El atuendo que porta, con tonos claros, nos muestra su cuidado refinamiento y gusto por el detalle y por otro lado su estatus, su poder adquisitivo y nivel económico, más cercano a un aristócrata que a un pintor. Un claro deseo por parte del pintor a no ser considerado simplemente como un artesano.

Para dejar clara su maestría, Durero se emplea a fondo en una técnica muy detallista. Teniendo especial cuidado en diferenciar, a través de su pincelada, de las sutiles diferencias entre el grosor de cabello y barba, así como de las distintas telas que dibuja, donde su puede apreciar la calidad de las mismas.

El artista prestaba gran atención a su atuendo en su vida diaria, y así, encontramos numerosas alusiones en las cartas que escribió a su amigo Willibald Pirckheimer durante su segundo viaje a Venecia: 

«Mi capa francesa, mi jubón y mi ropa parda os envían un saludo muy cordial».

Foto: Autorretrato (1498), detalle. Museo del Prado. Durero

La habilidad de Durero no se limita a su excelente técnica con el pincel, hay que añadir su especial habilidad con la utilización del color para sugerir o potenciar la elegancia y porte de su autorretrato. Aquí no vamos a encontrar colores brillantes. El abanico cromático será limitado con muchas variaciones tonales de marrones cálidos que irían desde el chocolate hasta el dorado. El efecto logrado es muy sutil y transmite a la figura un aspecto relajado y rico. El color blanco se utiliza para enfatizar los finos pliegues de la camisa. La luz llega desde el lado izquierdo, donde ilumina la figura y el alfeizar de la ventana. El fondo no interesa al artista, quedando en penumbra. El paisaje que podemos ver por la ventana nos recuerda a los que pintó en acuarela en su viaje a Venecia, años atrás, un recuerdo imperecedero y un recurso de muchos pintores que dejaban en un libro de notas pequeños dibujos que luego posteriormente utilizarán en sus obras, como es el caso de Durero. 

La composición, donde queda integrada la figura principal en un espacio es de clara influencia italiana. En la parte inferior, aparece su firma y el monograma de la A y una D incluida en ésta, así como el año.

Autor: Jose Mª Maestre Domínguez ©

Fuentes: 

http://algargosarte.blogspot.com/2014/11/alberto-durero-albrecht-durer.html

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/alberto-durero-genial-pintor-renacimiento-aleman_17996

https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/autorretrato/8417d190-eb9d-4c52-9c89-dcdcd0109b5b

https://es.wikipedia.org/wiki/Autorretrato_de_Durero_(Prado) 

"Proyecto Borgia": Jose Mª Maestre Domínguez.

Fotos: Wikimedia Commons, Wikipedia, Wikiart.

Excepto donde se haga constar explícitamente, esta obra pertenece a Jose Mª Maestre Domínguez, y está bajo una licencia de “Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional”.