El Descubrimiento de la Tumba de Tutankamon - 100º aniversario
Se cumplen 100 años de uno de los mayores descubrimientos de
la Arqueología de todos los tiempos.
El arqueólogo Howard Carter, entraba el 4
de noviembre de 1922 a la denominada tumba KV62, cerca de la ciudad de Luxor, y
en ese momento, el mundo de la egiptología cambiará para siempre.
En este post desvelaremos los pasos que siguió Howard Carter
hasta descubrir la tumba de Tutankamón, así como los personajes principales que
participaron de esta apasionante historia, para llegar, como veremos al final
de este post con las impresionantes fotos del ajuar que acompañaba al joven
Rey en su tránsito al Más Allá.
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Pero antes de desvelar los secretos de la tumba de Tutankamón,
desvelaremos a la figura de Howard Carter. Nacido en Londres, de donde partió a
Egipto a la temprana edad de 17 años. Antes de su marcha a Egipto, Carter fue
asiduo de la mansión de Didlington Hall, perteneciente a la familia Amherst,
que albergaba una amplia colección de antigüedades egipcias de William
Tyssen-Amherst, que atrajeron rápidamente la atención del joven Howard Carter.
La habilidad de Carter con el dibujo, atrajo la atención de la señora Amherst
que le pone en contacto con la Egypt Exploration Society.
Carter, era el menor de una familia de 11 hermanos. Mal
estudiante debido a su salud, era aplicado en el dibujo, no quiso seguir los
pasos de su padre, Samuel J. Carter, pintor de cierto renombre de la época,
pero a pesar de no querer ser pintor, su destreza en el dibujo le abrirá
primero la posibilidad de viajar a Egipto y en momentos de necesidad ganarse la
vida como dibujante de acuarelas.
En 1891, a la edad de 17 años llegará a Egipto gracias a la
Egypt Exploration Society, con el encargo de dibujar jeroglíficos encontrados
en la zona de Beni Hasan. Este trabajo le permitió sumergirse en la profesión
de arqueólogo y ser un auténtico enamorado de la cultura del antiguo Egipto.
En su primer año copia los bajo relieves en Beni Hassan, que
estaba excavando Percy Newberry y que databan de la época del Imperio Medio.
En su segundo año en Egipto, Howard Carter pasará a estar
bajo la tutela de William Flinders Petrie en Amarna, capital del faraón
Akenatón, padre de Tutankamón. En esos momentos nadie conocía la figura o el
nombre de Tutankamón, ya que la lista de faraones que ordenó inscribir el
faraón Seti I en la ciudad sagrada de Abydos, no aparecía el nombre de
Tutankamón. Su omisión fue intencionada en su día. Su padre, Akenatón, era
considerado un hereje y se intentó borrar su rastro y el de sus descendientes.
El siguiente destino de Howard Carter será las excavaciones
de Deir el-Bahari entre 1894 y 1899, donde dibujaría los relieves del templo de
Hatshepsut. Finalizada esta etapa es nombrado inspector de monumentos del Alto
Egipto dentro del Servicio de Antigüedades Egipcias (AES). Con este nuevo
cargo, inspeccionaría los trabajos en la ciudad de Luxor, y en especial las
excavaciones en torno a la ciudad de Tebas. Por otro lado, también
inspeccionaría las excavaciones que se realizaban en el Valle de los Reyes que
en aquellos momentos estaba siendo excavada por el arqueólogo estadounidense
Theodore Davis, figura vital para Howard Carter, ya que será Theodore Davis el
primero en encontrar referencias a cerca de un faraón desconocido hasta
entonces llamado Tutankamón.
La vida de Howard Carter transcurría tranquila hasta que, en
1905 renunciaría a su cargo tras una dura disputa que mantuvo con unos turistas
franceses, que se enfrentaron a los guardas egipcios de un yacimiento
arqueológico. Tras negarse Carter a disculparse, la embajada francesa presentó
una queja oficial y Carter pasará los próximos 3 años, desempleado en la ciudad
de Luxor, ganándose la vida realizando acuarelas para los turistas y dibujos
para el arqueólogo estadounidense Theodore Davis que conoció años atrás cuando
inspeccionaba las excavaciones en el Valle de los Reyes.
Theodore Davis, encontraría en 1907, las primeras referencias
de Tutankamón, en la necrópolis del Valle de los Reyes tumba KV54. Entre la
docena de tumbas que excavó, estaba la de los bisabuelos maternos de Tutankamón,
encontrando los restos del material que se utilizó en su día para embalsamar al
joven rey. Dos años después, Theodore Davis encontraría un pequeño e inacabado
enterramiento con un Ushebti, pequeña figura que hacía mención a Tutankamón,
con lo que erróneamente, Theodore Davis pensó que serían los restos de su tumba
de Tutankamón expoliada, cosa que no pensaba Howard Carter.
La suerte de Howard Carter dará un nuevo giro en 1907, cuando
comience a trabajar para George Herbert, quinto conde de Carnarvon, gran
aficionado a la arqueología, como supervisor de las excavaciones en Deir
el-Bahari, región que cuenta con un complejo de templos funerarios y tumbas
reales, cercano a la ribera occidental del río Nilo, en el IV nomo,
correspondiente al Alto Egipto, muy cercano a la mítica ciudad antigua de
Tebas, la actual Luxor, en Egipto. En el mismo lugar, donde Carter ya
había estado hacía más de diez años. Recomendado por Gaston Maspero, presidente
del Servicio de antigüedades de Egipto, sabedor de la pericia de Carter
y su utilización de métodos modernos dentro de la arqueología.
En 1914, Lord Carnarvon, recibe los permisos pertinentes para
excavar el Valle de los Reyes, siendo Howard Carter, nuevamente contratado para
liderar la excavación. Se le pidió, una búsqueda de aquellas tumbas que pudieran
haber pasado desapercibidas previamente, dado que el Valle de los Reyes fue
profusamente peinado las décadas anteriores, pero se desconocía el paradero de
alguna de ellas, especialmente la del faraón Tutankamón. Pero, todo se paralizó
con el estallido ese mismo año de la Primera Guerra Mundial. Howard Carter pasó
a trabajar para la embajada británica como diplomático y traductor hasta
finales de 1917, cuando por fin pudieron reanudarse las excavaciones
arqueológicas.
Los siguientes cinco años, serían desesperantes en cuanto a
la falta de resultados, Lord Carnarvon se impacientaba, y se planteó seriamente
finalizar con los trabajos. En una acalorada discusión. Indicó a Howard Carter
que este sería el último año que patrocinaría la expedición. Días más tarde, el
4 de noviembre de 1922, un aguador del equipo de Howard Carter tropezó con lo
que parecía una piedra que, finalmente resultó ser el comienzo de una
escalinata. El primero de los dieciséis peldaños que conducían a la tumba de
Tutankamón. La tumba había permanecido oculta gracias a los escombros que
arrojaron sobre su entrada desde una tumba cercana, permitiendo que pasara
desapercibida 3.000 años a ojos de los saqueadores de tumbas.
Carter excavaría parcialmente esta escalinata hasta llegar a
una puerta de barro, cerrada con varios cartuchos egipcios con escritura
jeroglífica. El sello parecía intacto por lo que la tumba no había sido
saqueada. Rápidamente, Carter ordenó mantener una escolta armada a pie de la
escalinata que fue rellenada nuevamente y mandó presto un telegrama a Lord Carnarvon
que decía:
“…. he hecho un descubrimiento maravilloso en el Valle de los Reyes. Magnífica tumba con los sellos intactos. Se vuelve a cerrar a la espera de su llegada. Enhorabuena”.
Lord Carnarvon se desplazó desde Inglaterra, llegando el 23 de noviembre al campamento de Howard Carter, acompañado de su hija Evelyn Herbert.
El 26 de noviembre, Howard Carter con Lord Carnarvon a su
lado procedió a realizar una obertura en la esquina de la puerta situada al
final se la escalinata encontrada el día 4 de noviembre. Había encontrado la
tumba del rey Tutankamón que con tanto fervor había estado buscando desde hacía
15 años.
En palabras escritas del propio Howard Carter, rememorando
este momento histórico:
«Lentamente, desesperadamente lento, los restos de escombros del pasaje que estorbaban en la parte inferior de la puerta fueron extraídos. Con manos temblorosas hice una pequeña grieta en la esquina superior izquierda. Luego, ampliando el agujero lo suficiente, inserté la vela y observé detenidamente. Al principio no podía ver nada, el aire caliente que se escapaba de la cámara hacía que la llama de la vela se moviese muy rápido, pero en el momento que mis ojos se acostumbraron al contraste de la luz, los detalles de la habitación se apreciaron lentamente entre la niebla. Animales extraños, estatuas y oro. Por toda la estancia, el brillo del oro.».
Tras admirar lo que la mirada le permitía, Lord Carnarvon preguntó a Howard Carter:
¿Ve Usted algo?, a lo que Howard Carter contestó sin dudar: “Si, cosas maravillosas”.
En aquellos momentos todo hacía presagiar que la tumba permaneció intacta desde el fallecimiento del joven rey, alrededor del 1323 a.C. Tras un posterior análisis detallado, se supo que hasta en dos ocasiones poco después de sellar la tumba, los ladrones consiguieron entrar en la tumba, llevándose con toda probabilidad numerosas joyas, pero dejando prácticamente intacta la tumba, donde en los siguientes ocho años, el equipo de Howard Carter, procedió a analizar, catalogar y extraer 5.398 piezas de la tumba que tenía cuatro estancias y aproximadamente 110 metros cuadrados.
Fuentes:
https://asociacionlaulanet.blogspot.com/2022/07/el-trono-de-tutankamon.html
https://asociacionlaulanet.blogspot.com/2022/08/la-mascara-de-tutankamon.html
https://asociacionlaulanet.blogspot.com/2022/09/el-carro-de-oro-de-tutankamon-1324-ac.html
Historia del arte. Tomo 1. La Edad Antigua. Alianza Editorial.
P. Barguet. El libro de los muertos de los antiguos egipcios (Biblia de Jerusalén). Ed Descleé de Brouwer.
Shaw, Garry J. Tesoros de Tutankhamón. Ed BLUME
T, G, Henry James. Tutankamón. Ediciones Folio.
J. Carter y A.C. Mace. The Tomb of Tut.akh.amen. 3 Vols. Londres.
Nicholas Reeves. Todo Tutankamón. El Rey. La Tumba. El Tesoro Real. Ed Destino
Asociación #Laulanet
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