Goya: La Maja desnuda y la Maja vestida atacadas.
Nuevamente el arte se viste de negro ante el ataque continuado e indiscriminado de grupos anti-humanidad.
El arte como expresión máxima de
la naturaleza del hombre, a lo largo de su historia, vuelve a ser objeto de un
ataque injustificado, por más que se quiera vender como un golpe de efecto
propagandístico.
En este caso, las activistas se pegaron al marco de ambas obras escribiendo, previamente, en el hueco de pared entra ambas obras "+1,5º", en alusión al cambio climático. Las activistas burlaron la seguridad del detector del museo utilizando un spray en bote de plástico. El Museo del Prado lanzó un comunicado en Twitter:
Condenamos el acto de protesta que ha tenido lugar en el museo. Las obras no han sufrido daños aunque los marcos tienen ligeros desperfectos. Estamos trabajando para volver a la normalidad lo antes posible.
— Museo del Prado (@museodelprado) November 5, 2022
Rechazamos poner en peligro el patrimonio cultural como medio de protesta
Tanto la Maja vestida como la
Maja desnuda, fueron pintadas por Goya entre el año 1795 y 1808. Se pueden
admirar en la sala 038 del Museo del Prado en Madrid.
La Maja desnuda fue la primera en
realizarse, antes del año 1800, por encargo. Tiene unas medidas de 97,3
centímetros de alta por 190,6 centímetros de ancho. Teniendo La Maja vestida unas
medidas ligeramente inferiores, de 94,7 centímetros de alto por 188 centímetros
de ancho.
Ambas fueron realizadas al óleo
sobre lienzo.
La Maja desnuda sigue una
estructura y tipología clásica de la “diosa Venus”, tumbada sobre un lecho.
La primera vez que se menciona esta obra será gracias al escrito que dejó el grabador, Pedro González de Sepúlveda, al ser testigo en una visita al Palacio de Godoy. Hay que recordar que Godoy, como valido del rey Carlos IV, puedo hacerse con numerosas obras de arte. Tenía colgado en su palacio tanto la “Maja desnuda” de Goya, como “La Venus del espejo” de Velázquez. Siendo esta última expoliada durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), por el pintor británico George Wallis, quien, comisionado por el anticuario William Buchanan (que dejó escrito en sus memorias que en España se conseguía pintura italiana más barata que en Italia "aprovechando el estado de guerra"), logró que Fréderic Quilliet le vendiera de forma fraudulenta la "Venus ante el espejo" de Velázquez. Una práctica que representó Goya en toda su crudeza en su célebre grabado "Así sucedió" (1810), perteneciente al ciclo “Los desastres de la guerra”, donde muestra a un soldado huyendo cargado de objetos preciosos tras haber matado al fraile custodio.
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