El Carro de oro de Tutankamón (1324 a.C.).
CARRO DE ORO DE TUTANKAMÓN
Este es uno de los seis carros encontrado en la tumba del rey Tutankamón, en el Valle de los Reyes por el británico Howard Carter en 1922.
Tal como dejó por escrito su descubridor Howard Carter, había decoraciones de los arreos de los caballos, cerca, un cofre con los efectos personales de Tutankamón, así como un “complicado montón de carros” que habían sido maltratados, dado que su anchura no permitía sacarlos por el estrecho pasadizo que llevaba a la antecámara, por lo que para introducirlos en la antecámara, les habían sacado sus ruedas, cortando sus ejes por un extremo. Posteriormente, los ladrones los cambiaron de posición, para volcarlos a continuación amontonándolos sin cuidado.
Se pueden admirar en el nuevo Museo de Egipto denominado Gran Museo Egipcio (GEM). Antes de llegar al nuevo museo, todas las piezas pasaron por un proceso de conservación y estudio, finalizado el 5 de mayo de 2018, cuando se trasladó el sexto carro de Tutankamón.
En total, cinco carros del antiguo Museo Egipcio más un sexto que se encontraba perdido en el Museo Militar Egipcio, totalizan los seis carros que había en la tumba de Tutankamón cuando Howard Carter la abrió de nuevo al mundo en 1922.
Por tanto el nuevo Gran Museo Egipcio albergará en un único lugar, no solo los seis carros, sino que serán concentradas en él 5.398 piezas que anteriormente estaban diseminadas en tres museos diferentes. Reuniendo por primera vez, toda la colección de objetos que había en el Egipto de Tutankamón.
El carro funerario que destacamos, corresponde a un carro típico, utilizado por los ejércitos egipcios de la XVIII dinastía (1550-1295 a.C.), eso sí, preparado y adornado para ser parte del ajuar que acompañara al joven faraón Tutankamón en su último viaje y poder ser utilizado en “la otra vida”.
Por ello, el carro fue bañado con una capa de oro que lo recubre.
En el año 2010, se inició un periplo por Estados Unidos, donde se hizo una exposición con multitud de objetos de la tumba de Tutankamón (130 artefactos poco comunes), entre los que destacó sin duda este carro de oro. La exposición se denominó “Tutankamón y la Edad de Oro de los Faraones”. Era la primera vez que este carro salía de Egipto.
El egiptólogo, arqueólogo y Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, el doctor Zahi Hawass, describía el carruaje de Tutankamón como un carruaje único, y de gran significado para la vida del joven faraón.
Los espectadores de la exposición pudieron apreciar el desgaste que presentaba el carro, sin duda muy utilizado por el joven faraón, quien lo usaría en vida bien para pasear, desplazarse, cazar o para la guerra.
Tutankamón moriría a la temprana edad de 19 años. Los últimos análisis de ADN y exploraciones realizados a la momia, revelan que sufría una degeneración ósea que le debilitaría sus miembros, pudiendo ser el motivo de su caída del carro, rompiéndose la pierna izquierda.
Según el egiptólogo Zahi Hawass:
"Los últimos exámenes realizados de ADN, han permitido esclarecer que Tutankamón tuvo un accidente pocas horas antes de su muerte. En este accidente, se hizo mucho daño en la pierna izquierda".
"el joven rey pudo haberse caído de él".
"En el transcurso de la investigación sobre la muerte de Tutankamón, este carro, podría ser la pieza clave de un rompecabezas en el que venimos trabajando desde hace varias décadas".
Si a todo esto le sumamos una epidemia de malaria que azotaba Egipto durante su reinado, tenemos los factores que terminarían con la vida del joven faraón. No obstante, investigadores alemanes afirman que Tutankamón pudo morir de “Depranositosis”, enfermedad genética de la sangre, que de aceptarse, invalidaría la muerte del joven faraón por malaria. A pesar del estudio alemán, Hawass persiste en su teoría sobre la muerte de Tutankamón por complicaciones de la malaria y la rara enfermedad de Köhler, que provocaba una disminución del flujo sanguíneo hacia los huesos.
En cuanto a los carros de la XVIII dinastía, estos eran esencialmente ligeros. Las primeras menciones a un carro en Egipto, las encontramos en tiempos de José, en el Génesis 41:43, entrono al 1700/1750 a.C. La mayor parte de investigadores coinciden con que su desarrollo en Egipto sería en torno al año 1600 a.C., mediante la asimilación de un modelo cananeo y tras la invasión de los Hicsos. Estos eran llamados por los egipcios wereret o merkebet, en el idioma cananeo.
Hay que recordar que los faraones de la XV y XVI dinastía fueron Hicsos, de origen no egipcio. Los Hicsos introdujeron armamento nuevo como el arco compuesto y, especialmente, el carro de guerra. Hasta que el primer faraón de la XVIII dinastía, Amosis I, expulsó a los Hicsos, precisamente apoyado en su ejército por el carro de guerra.
Con una tripulación reducida a dos ocupantes, del que los ingenieros egipcios fueron mejorando para hacer de él un arma terrible en el campo de batalla, en forma de escuadrones de hasta 50 carros, o unidades más básicas de 10 carros.
Estaban compuestos por dos ruedas de cuatro radios y un eje. Las ruedas del carro disponían generalmente de cuatro radios, evolucionando posteriormente a seis radios para darle a la estructura una mayor sujeción y una mayor velocidad, que podía llegar hasta los 40 kilómetros por hora, con lo que prácticamente doblaba en velocidad a cualquier otro carro, siendo a su vez más flexible. Podía hacer giros más rápidos sin perder estabilidad. Los arneses estaban confeccionados por cuero sin curtir que, al ser expuesto a la humedad, se descomponía rápidamente transformándose en una especie de goma “una masa negra y pegajosa”.
No obstante, los carros, como pieza importante dentro del ejército egipcio tenían un mantenimiento constante. Se les recubría con productos con base de abedul para evitar los daños que le producía la humedad. Además para evitar que las ruedas se deformaran, cuando el carro estaba parado por largo tiempo, se le retiraban. En el caso del carro de Tutankamón que exponemos, una de sus ruedas fue sustituida por una nueva, lo que indica que fue muy utilizado por el Joven faraón.
Como indica el historiador De Souza sobre las ruedas:
“Para reforzarlas, se añadían tiras de cuero para ayudar a mantenerlas unidas y protegerlas. El cuero en crudo se usaba para reforzar las juntas, los cubos de las ruedas, y como soporte del eje”.
La cesta del carro era de dimensiones reducidas. Solo cabían un máximo de dos personas sin asiento, generalmente un escudero (conductor o auriga) que conducía el carro y se solía proteger con un escudo, y un guerrero, que bien podía ir armado con una larga lanza, jabalinas, Kopesh (espada en forma de hoz) o podría ser un arquero, este último armado por el temible arco compuesto, introducido en tiempos de Tutmosis III y que daba una gran ventaja al carro en combate. El arco compuesto, con un alcance máximo estimado de hasta 400 metros, permitía a los carros egipcios acercarse rápidamente a las formaciones enemigas a cierta distancia y causarles numerosas bajas, con una lluvia de flechas para, posteriormente, retirarse y atacar en otros frentes.
Las armas que portaba el carro egipcio iban guardadas convenientemente en fundas para su conservación en los costados del carro. Normalmente en el lado derecho se guardaba el arco con una aljaba de flechas y, en el lado izquierdo los venablos (lanzas cortas).
La parte trasera de la cesta iba completamente abierta para facilitar al auriga bajar o subir rápidamente al carro. El suelo estaba formado por diferentes correas de cuero entrelazadas entre sí, sobre las que se colocaba una piel de animal o una alfombra, generalmente de lino grueso, con el fin de mejorar la comodidad de los aurigas. Pensando también en mejorar la comodidad de la conducción de los mismos, el carro egipcio tenía configuradas sus ruedas y eje lo más retrasadas posible, posibilitando de esta manera un mejor reparto de pesos dentro de la cesta. Del carro tirarían dos caballos.
Se denominaba timón la pieza que unía la caja que transportaba a los aurigas con los caballos que tiraban de él. El timón permitía articular y dar una mayor estabilidad a los aurigas, especialmente necesario cuando iba un arquero que disparaba normalmente las flechas en movimiento.
En el caso de ir Tutankamón, podría ir solo o escoltado por un auriga, aunque las representaciones que nos llegaron de él lo muestran generalmente solo. Los carros más ligeros irían destinados a tareas de caza o guerra, mientras que los más pesados y decorados, tendrían una función más ritual, como desfiles. Están profusamente decorados, construidos con una base de madera o cuero, recubierta generalmente de yeso a la que se añadirían posteriormente placas de oro decoradas. La iconografía predominante sería la del joven rey derrotando a algún enemigo.
En su momento, el arqueólogo Howard Carter, encontró numerosas placas de oro desprendidas de los carros. La universidad de Tübingen realizaría un estudio de las mismas, indicando a su conclusión que la mayoría de las placas de oro desprendidas pertenecían a la época de la XVIII dinastía, mientras que el resto eran de clara “influencia oriental”, haciendo entrever que algunas partes del carro pudieron haberse realizado fuera de Egipto.
Asociación #Laulanet
Historia del arte. Tomo 1. La Edad Antigua. Alianza Editorial.
P. Barguet. El libro de los muertos de los antiguos egipcios (Biblia de Jerusalén). Ed Descleé de Brouwer.
Shaw, Garry J. Tesoros de Tutankhamón. Ed BLUME
T, G, Henry James. Tutankamón. Ediciones Folio.
J. Carter y A.C. Mace. The Tomb of Tut.akh.amen. 3 Vols. Londres.
Nicholas Reeves. Todo Tutankamón. El Rey. La Tumba. El Tesoro Real. Ed Destino
v 2.1
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