EL EXPOLIO DE NEFERTITI
EL EXPOLIO DE NEFERTITI
Sin duda la reina más conocida del antiguo
Egipto, desde el descubrimiento de su busto más icónico, el 6 de diciembre de
1912, por el equipo del egiptólogo y arquitecto alemán, Ludwig Brochardt,
que trabajaba en la excavación de la antigua ciudad del faraón hereje Akenatón,
en el yacimiento en Tell el-Amarna.
Han pasado casi 3400 años desde la creación del
busto y aún hoy nos sorprende su belleza.
Si quieres conocer más de esta fascinante reina, estate
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El busto encontrado por el arqueólogo alemán Brochardt,
estuvo envuelto de una gran polémica, no solo por su descubrimiento, sino la
forma utilizada para sacar la espectacular escultura de Egipto, rumbo a Alemania,
sin que las autoridades egipcias se percataran del engaño descarado, por parte
de los arqueólogos alemanes, motivo por el cual, el busto está reclamado hoy en
día por las autoridades egipcias.
El equipo de arqueólogos alemanes que la
descubrió en 1912 trabajaba en los restos de lo que parecía un taller de
escultura, concretamente del jefe de escultores llamado Tutmosis.
Entre un montón de cabezas de piedra parcialmente
trabajadas, diversas máscaras, así como varios moldes de yeso pertenecientes a
la familia real, apareció el famoso busto de Nefertiti, casi intacto y
con sus colores originales.
Las palabras que escribió en su diario Brochardt
tras el descubrimiento del busto, no dejan lugar a dudas del excepcional
descubrimiento:
"Después de mi descanso para almorzar,
encontré una nota del profesor Ranke, que era el supervisor, en la que me pedía
que fuese hasta la casa P47.2. Fui hasta allí y vi los pedazos del busto de
tamaño natural de Amenofis IV, que acababa de ser descubierto detrás de la
puerta de la habitación 19 (). De manera lenta pero segura nos abrimos paso
entre los restos, que ahora solo tenían aproximadamente un metro y diez
centímetros de alto, hacia la pared Este de la habitación 19 ().
Aproximadamente a 20 centímetros de la pared Este y a 35 centímetros de la
pared Norte, a la altura de nuestras rodillas apareció un cuello pintado de
color carne con bandas rojas. Fue registrado como 'busto de reina coloreado de
tamaño natural'. Se dejaron a un lado las herramientas y se emplearon las
manos. Los siguientes minutos confirmaron que lo que estaba apareciendo era un
busto. Por encima del cuello, se desenterró la parte inferior del busto y
apareció la parte trasera de la corona de la reina. Llevó un tiempo
considerable liberar completamente la pieza de la tierra y los escombros ().
Sostuvimos en nuestras manos la pieza más vívida del arte egipcio. Estaba casi
completa. Faltaban partes de las orejas y la incrustación del ojo izquierdo. La
tierra fue examinada y cribada en parte. Se encontraron algunos trozos de las
orejas, pero no la incrustación del ojo"
“De repente teníamos en nuestras manos la obra de
arte egipcia más viva. No se puede describir con palabras. Debes verlo---
Colores como recién aplicados. El trabajo es sobresaliente”.
La llegada de dicho busto a Alemania sorprende al ser una gran obra de arte, cayendo las sospechas sobre los hombros del egiptólogo Brochardt, que sería el encargado de engañar a las autoridades egipcias haciendo pasar la obra icónica por una obra de dudoso valor, “busto de yeso coloreado de princesa de la familia real”, y así conseguir el permiso necesario para sacar la obra de Egipto.
Años después, en 1923, el busto de Nefertiti,
se expuso por primera vez al público, primero como avance, los diarios de Brochardt
y en 1924, finalmente, el público pudo admirar la obra, momento en el que
las autoridades egipcias reclamaron por primera vez la devolución de la obra. Hay
que recordar que en aquella época, los acuerdos firmados entre las autoridades
egipcias y los países extranjeros que querían excavar, implicaba un reparto al
50% entre ambos países, exceptuando las piezas más sobresalientes, así como
toda representación de rey o reina, que no deberían abandonar Egipto, tal y
como venía indicado en el artículo 14 de la Ley de Antigüedades egipcias de la
época.
Un documento fechado en 1924 del archivo de la Compañía Oriental Alemana”, hace referencia a la reunión que hubo el 20 de enero de 1913, entre el egiptólogo Brochardt, y el alto funcionario egipcio, con el que se debía decidir el reparto equitativo del 50% de las obras descubiertas entre Alemania y Egipto, dejaba clara la sospecha, de la Compañía Oriental Alemana, de la actuación del egiptólogo Brochardt, ocultando a las autoridades egipcias el valor real del busto de Nefertiti. Para ello Brochardt incumplió de entrada el reparto equitativo del 50% que se debía producir en las instalaciones del Museo Egipcio de El Cairo y no en el propio yacimiento, como terminó siendo.
Para ello, Brochardt enseñó al alto
funcionario egipcio una fotografía del busto borrosa y con mala iluminación,
estando la obra empaquetada en una caja abierta pero tras varias filas de cajas
y, sobre ella, una peluca negra que escondía la carismática corona azul del
busto de Nefertiti. Pero, al no ser convenientemente visualizada en la
inspección, y asegurando que se trataba de una pieza menor, un mero molde en
yeso, pasó desapercibida.
Si se hubiera realizado la correspondiente
revisión de la obras, el propio peso del busto de Nefertiti, delataría
el hecho de no ser un busto de yeso, sino de piedra, aunque el listado del
inventario entregado por Brochardt, aseguraba que era de yeso.
Brochardt, se aseguró con la lista ya
hecha del reparto, hacer pensar al alto funcionario Egipto que salía ganando,
puesto que la lista alemana solo tenía 12 artefactos de yeso, mientras que la
egipcia tenía 12 artefactos de piedra, a todas luces parecía que salían ganando.
Tras llegar los diferentes objetos de la
expedición alemana a Berlín en 1913 fueron todos expuestos excepto el busto de Nefertiti
a petición de Ludwig Brochardt. El propio Museo de Berlín volvió a
discutir con Ludwig Brochardt ya en 1918 sobre su exposición pública, a
lo que el egiptólogo se negó.
La célebre revista Time, lo incluye literalmente como “los 10 artefactos saqueados más importantes de la historia”.
Para ver la importancia de este busto, basta
decir que cerca de 500.000 personas visitan y fotografían la obra al año.
A pesar de las numerosas reclamaciones egipcias,
han pasado casi 100 años de la primera reclamación que sigue sin atenderse.
En 1925 Egipto amenazó con prohibir las
excavaciones alemanas en Egipto si no se devolvía el busto.
La segunda gran polémica sobre este busto vino en
el año 2009 con la publicación de un libro de la mano del egiptólogo suizo, Henri
Stierlin, así como del libro editado por el historiador alemán Erdogan
Ercivan, lanzando ambos, varias acusaciones sobre la originalidad del
busto, indicando que sería una creación llevada a cabo por uno de los
restauradores del egiptólogo Brochardt en 1912. Dicha acusación fue
rápidamente contrarrestada por el Museo Egipcio de Berlín, donde se
expone la pieza, mediante una tomografía computerizada, que certificaría la
autenticidad de la obra. No obstante, el busto ya había tenido su primera
tomografía computerizada en 1992 y 2006.
Nefertiti vivió entre el 1370 y 1331
a. C; siendo la primera esposa del faraón Akenatón. Así como muy
posiblemente reina, durante la dinastía XVIII.
Muchos egiptólogos secundan la corriente por la
que la figura de Nefertiti (que recordemos era suegra del famoso futuro
faraón Tutankamón), sería la
misma que reinaría en Egipto, bajo el nombre de Semenejkara, figura que se asocia en un
primer momento al faraón Ajenatón (Akenatón) y que le sucedería
en un breve espacio de tiempo tras la muerte del faraón.
Los
egiptólogos sí coinciden en cuanto a la importancia e influencia que ejerció Nefertiti a lo largo del reinado
de Akenatón.
Su
figura sufre una brusca desaparición en cuanto a sus representaciones que
coincidiría con el periodo de la asociación al mando de Semenejkara, lo que dio pie a suponer que ambos nombres
corresponderían a la reina Nefertiti.
Dentro
de la prolífica relación de esculturas a lo largo del arte egipcio, el busto de
Nefertiti es, sin lugar a dudas, uno
de los rostros más conocidos. Llama poderosamente la atención como, a pesar de
sus casi 3400 años de antigüedad, aún conserva los vivos colores originales de
la obra.
Su
nombre es significativo de su singular belleza. Su Nombre de Trono Neferneferuaton, significa "maravillosa es la
belleza de Atón", le
seguiría el famoso nombre de nacimiento Nefertiti, cuyo significado
sería "la bella ha llegado".
El
busto de Nefertiti se conserva en el Neues Museum de Berlín.
Es uno
de los rostros más característico del arte egipcio y una de las obras más
copiadas del antiguo Egipto. Actualmente, se atribuye a las manos del
escultor Tutmose, dado que se cree que el lugar de su hallazgo era
su taller. El busto, nos da una idea de cómo los antiguos egipcios, tenían sus
propios cánones y, representaban las proporciones del rostro humano.
A
todas luces, la reina Nefertiti, representaría en la época el canon
de belleza; con una definida figura con un cuello esbelto y estilizado,
así como su característico cráneo alargado.
En el
antiguo Egipto, el tamaño del cuello era especialmente importante para definir
el tipo de persona; si tenía un cuello de cisne largo y esbelto se le
consideraba una persona inteligente a la vez que inquieta; por otro lado, si el
cuello era más corto y ancho nos vendría a decir que es una persona irritable.
Por otro
lado, los cuidados femeninos, en el antiguo Egipto, no tienen nada que envidiar
a los actuales. Está bien documentado en diferentes papiros como el del
médico Eberes, siendo este papiro, uno de los tratados más antiguos
sobre medicina y farmacopea conocido hasta la fecha. También será uno de los papiros más
extensos encontrados con nada menos que, 108 páginas, aunque termina en la
página 110.
El papiro
de Eberes, sería escrito en torno al
año 1534 a.C., concretamente en el 8º año del reinado de Amenhotep I, de la XVIII dinastía. Y donde queda registrado, como
hacerse un buen peeling usando polvo de alabastro, natrón rojo, sal y miel.
Como aplicarlo y retirarlo con agua. O la utilización de minerales como la malaquita, en un formato de polvo de
color verde y la galena, en forma de
pigmento negro, ambos usados como cosmético para proteger los ojos de la
abrasadora luz solar de Egipto.
Pero, en algunos papiros, no solo encontramos
como aplicar un peeling, sino información sobre el baño, la hidratación
corporal, cuidados del rostro, maquillaje, higiene bucal, desodorante,
manicura, pedicura, vestidos, joyas, pelucas, siendo actividades comunes en la
época.
En cuanto a
la búsqueda de la tumba de Nefertiti,
esta sigue siendo uno de los grandes descubrimientos pendientes por la
arqueología.
Los
hallazgos del célebre egiptólogo Zahi
Hawass en los últimos años, si bien nos acercan más a su posible
descubrimiento, todavía no han dado los frutos esperados. No obstante, sigue
trabajando en el Valle de los Reyes,
en su sector occidental, más conocido como Valle
de los Monos, zona poco trabajada por las expediciones arqueológicas, pero
que albergaban dos tumbas importantes, como son las tumbas del faraón Amenhotep III, que era suegro de Nefertiti y abuelo de Tutankamón, y la tumba del faraón Ay, sucesor de Tutankamón y padre de Nefertiti.
El nombre
de Valle de los Monos se debe
precisamente a la tumba del faraón Ay,
donde hay representados al menos 12 babuinos que simbolizarían las 12 horas
nocturnas.
(Ver vídeo)
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